Derivado de la raíz griega hematos que significa "sangre" y del verbo griego Skopein que significa "observar".
Hasta fines del siglo XIX se creía que la formación de la sangre sucedía en el hígado, en el bazo y en lo ganglios. En 1868 se propuso (por Neuman y Bizzorero) que la sangre era formada en la médula ósea. De ahí la hematología avanzo por el campo de la microscopía simple, luego de la microscopía clínica hasta llegar a nuestros días al campo de la impresionante genética bioquímica.
Propósitos
La hematoscopía ya como una aportación de la criminalística, se centra en el estudio de las "manchas" de sangre. Debemos entender como "mancha" cualquier maculación de cualquier indicio orgánico o inorgánico y en el caso de la sangre, las manchas de la misma en la escena de un crimen le pueden permitir al criminalista determinar la sucesión de los hechos criminales lo que puede incluir factores como lo siguiente:
- Punto de origen de la sangre
- La distancia entre el punto de impacto y el origen de la sangre
- Dirección y velocidad del punto de impacto
- Dirección y velocidad del origen de la sangre
- Número de golpes
- La dirección y velocidad de los mismos
- La posición de la víctima al momento del ataque
- Los movimientos después del hecho del atacante y de la víctima
Como puede verse, la hematoscopía dentro del área de toda la química forense que se aplica en la criminalística es uno de los aspectos que más información puede dar al criminalista aún incluso mucho antes de la intervención del laboratorio forense en lo que llamaríamos el análisis mecánico del hecho criminal.
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